Lo llaman Prunus dulcis, el almendro, un árbol caducifolio de la familia de las rosáceas. Nombres científicos casi tan bellos y poéticos como la flor que los representa. Este mes ha sido un fantástico espectáculo de colores y olores en los campos y prados de Mallorca.
El paisaje se vuelve de color blanco, y no en este caso por la nieve, que este año se está haciendo desear, sino por los colores blanquecinos y rosados de los miles de almendros que decoran lineal y estructuradamente la belleza ya sutil de los campos mallorquines. Y como ya muchas de vosotras sabréis, este elemento tan de nuestra tierra, así como otros que nos brindan las Baleares, está presente en una de mis colecciones más representativas, la colección Tramuntana, con joyas que evocan esa frescura, color y naturaleza.
Estas joyas son una representación de un símbolo de Mallorca, de la cultura, de sus alimentos y de sus frutos más representativos. Sabemos que esta isla y sus virtudes nunca van a dejar de sorprendernos, y nunca dejarán de inspirarme.
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